Acepta que estás enfermo/a.
Comas lo que comas, engordarás.
Tendrás cambios de humor, estarás cansado, soñoliento, deprimido, te dolerá la espalda, tendrás la piel a veces seca, otras veces no podrás dormir. Todo esto sin motivo aparente.
Lo que comen los demás te da envidia. Tú también quieres comer pizza o hamburguesa o cualquier bomba calórica y no sentirte mal por ello.
Quizá se te caiga el pelo (a mí no). Quizá tengas ataques de ansiedad. El estrés es como una bomba para tí. Pérdidas de memoria. Problemas con la regla y dificultades para quedarte embarazada (si eres chica).
Estreñimiento. Pulso lento. Apnea. Anemia. Reflejos lentos. Torpeza mental.
Se llama hipotiroidismo. Y si tienes suerte, no tendrás que medicarte de por vida.
Pero asúmelo. Estás enfermo.
Y desde luego, que no te entre pena. Esta es una enfermedad dura, para luchadores.
Pelea.
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